Pedro Giraldo es un torero de escuela antigua. Nació en un pueblecito de la provincia de Palencia llamado Cisneros de Campos. Quiso ser de todo, incluso "trompeta", pero más que nada torero. Desde muy pequeño ya percibió que el trabajo en los campos de Castilla no iba a determinar su futuro. Fue al morir su madre cuando tomó la decisión de abandonar su pueblo natal y marchar a Sevilla, donde su tío le colocó como pinche de cocina en un restaurante, donde acudían a menudo las primeras figuras de la “novillería” de aquella época.

A los catorce años decidió ser matador de toros. Recorrió todas las capeas que había entonces: Salamanca, Zamora, Valladolid, Palencia, Navarra e incluso los Sanfermines de Pamplona. Viendo que podía ser torero y que era capaz de ponerse delante de un toro decidió "pararse" en Palencia, vistiéndo de luces por primera vez allí, en junio de 1968. Tuvo que esperar mucho tiempo, hasta julio de 1.973, para dar un paso importante en su carrera, la presentación con picadores en Baracaldo.

Tres años más tarde hace su presentación en la Plaza de Toros de las Ventas de Madrid, con una de aquellas terroríficas novilladas que más bien parecían corridas de toros, y consiguió un gran triunfo al cortarle una oreja a un novillo de Sotillo Gutiérrez.

Su sueño de siempre se cumple el día dos de septiembre de 1978 en la feria de San Antolín en Palencia, al cortarle la oreja a un toro de Francisco Galache, cedido por el padrino de alternativa S.M. “El Viti”, en presencia de Sebastián Palomo “Linares”, que actuaba como testigo. Esa temporada toreó dos corridas más y cortó un total de siete orejas. Sigue convencido de que tenía cualidades para haber sido “figura del toreo”. Le gustaba su propio estilo y estaba satisfecho con su forma de torear. Para él, el toreo es una técnica, un aprendizaje, que es igual para todos, hay que poder con el toro, luego la forma de interpretar va con la figura, con las cualidades, anatomía y facultades de cada uno.

Absolutamente partidario de las escuelas taurinas, a las que piensa que hay que ayudar y promocionar, para que en los futuros toreros no tengan que pasar por esas dos mil volteretas que se ha llevado él en las capeas, por carecer de técnica y porque nadie le había explicado cómo funcionaba el toreo.