Siguiendo la estela del libro "Mi barrio de las letras", escrito por Muriel Feiner, presidenta y fundadora del Club Internacional Taurino, varios socios y amigos del Club realizaron un nuevo recorrido histórico-turístico-cultural-taurino por las antiguas tabernas de Madrid. Ayer: la Cervecería Alemana, la Taberna los Chanquetes y la Taberna Antonio Sánchez.

La Cervecería Alemana, situada en la Plaza Santa Ana de Madrid. comenzó a funcionar el 20 de marzo de 1904, pero es a partir de 1924 cuando adquiere auge y comienza una nueva etapa que continua hasta hoy. Ese año, el asturiano Ramón González Peláez, que había emigrado a Madrid para trabajar en la hostelería, toma las riendas de esta cervecería, iniciando así el negocio familiar que llega hasta nuestros días. Al fundador de la saga le siguieron sus hijos Pepe, Conchita y Ramón y posteriormente sus nietos.

La Cervecería ha pasado por muy distintos avatares y ha sido testigo del trasiego y las vivencias de muy diferentes personajes: Valle Inclán, Jardiel Poncela, Víctor de la Serna, los Paso, María Guerrero, Rivelles, Ava Gargner, el premio nobel estadounidense Ernest Hemingway, que solía ocupar la mesa del ventanal, y sentía especial atractivo por esta cervecería a la que se refirió en un artículo publicado en septiembre de 1.960 en la revista Life, como “un buen sitio para tomar cervezas y café”. El mundo del toereo tenía un lugar especial, pues el fundador, Ramón González, fue un gran apasionado del mundo del toreo, protector y amigo de Cagancho, de Rafael El Gallo, Diego Puerta y de las sagas de los Bienvenida y, sobre todo, de los Dominguines, que vivían a veinticinco metros escasos de la Cervecería.

Mientras tomábamos el aperitivo y degustábamos la cerveza, Muriel, hizo un pequeño repaso por la historia de la Cervecería y nos contó varias anécdotas como la referida al reloj, que debe permanecer inclinado para que funcione o la referida a la a la conocida rivalidad torera que existía en la familia Dominguín-Ordoñez, cuando al intentar colgar un cuadro de Luis Miguel Dominguín, se cae el cuadro de Antonio Ordoñez en el otro extremo de la pared.

Taberna los Chanquetes. Pedro Miguel, gran aficionado taurino, junto a su mujer Carmen Puentes, que se ocupaba de la cocina, pusieron en marcha, hace unos cincuenta años La taberna-mesón Los Chanquetes. La taberna se encuentra en la calle Moratín, número 2, en pleno barrio de las letras, y ocupa la parte inferior de un edifico de 1857.

Los Chanquetes debe su nombre a una época donde se permitía el consumo este pequeño pescado malagueño e hizo de este su especialidad. Siempre se ha caracterizado por su cocina casera.

La afición taurina de su propietario y los numerosos toreros que residían, en los hostales de la zona, llenaron este local en los años setenta, ochenta y noventa del pasado siglo de toreros y aficionados taurinos. Muy asiduo era el popular mozo de espada “Gonzalito”. Hoy, esta taberna, que dispensa un trato exquisito a sus clientes, sigue rezumando aroma taurino y tanto las paredes de la zona de barra como su comedor están llenos de recuerdos.

Mientras tomábamos nuestras consumiciones, acompañadas de unas riquísimas patatas revolconas con torreznos revisamos las numerosas fotografías entre las que destaca en la parte central una del torero Rafael de Paula dando una verónica en la Plaza de Las Ventas, en la que se ve en el fondo la pancarta del Club Internacional Taurino, que lucía, por aquella época en la barrera del tendido 7.

Taberna Antonio Sánchez. En 1884, Antonio Sánchez Ruiz, hijo de renombrados taberneros, compró esta taberna que, según parece, ya funcionaba como despacho de vinos antes de 1787. Posteriormente su hijo, el torero Antonio Sánchez Ugarte, heredó la taberna y la convirtió en un reconocido lugar de encuentro de destacadas figuras como Pío Baroja, Sorolla, Marañon, Camba, Cossío, Vázquez Díaz y Antonio Díaz Cañabate, que inmortalizó el establecimiento en 1947, en su libro Historias de una Taberna. Camilo José Cela o Gloria Fuertes también hacen numerosas referencias a esta taberna. Esta última solía sentarse en sus veladores de mármol para escribir sus obras.

Antonio Sánchez, gran amigo de Ignacio Zuloaga, se dedicó con interés a la pintura y sus cuadros lucieron en la taberna durante muchos años, pero actualmente están en manos de la familia. Debido a la excelente relación del dueño de la taberna con el genial pintor, la última exposición de IGNACIO ZULOAGA, tuvo lugar en la taberna Antonio Sánchez. A este respecto Muriel nos muestra el retrato que Zuloaga realizó al propietario de la taberna con la dedicatoria: “A Antonio Sánchez, buen matador y mal pintor, de Ignacio Zuloaga, mal matador y buen pintor”

La decoración y mobiliario de la taberna dan idea de su antigüedad, desde sus frisos y revestimiento de madera, el elevador manual de botellas y los frescos con las caras de los toreros Frascuelo, Lagartijo y Cara Ancha, hasta las cabezas de toros de las alternativas de Vicente Pastor, a la de la alternativa del propio Antonio Sánchez, o los números cuadros de López Canito.

Durante la excelente y abundantísima comida, Muriel nos contó muchas historias referidas al local, entre las que destaca la referida a la ocultación del cadáver de un soldado francés, mierto en la zona durante la guerra de la independencia, en la tinaja número 6 de la bodega. Posteriormente, los clientes solicitaban que le sirvieran de la “cuba del francés” por su buqué.

Al finalizar pudimos visitar la bodega y vimos las tinajas con los hierros ganaderos y por supuesto la tinaja número 6, conocida ya como la “cuba del francés”